Ubicado en Miramar es una torre de 22 metros de altura con su añejo
carillón, réplica del Big Ben de Londres, según dicen, la maquinaria del
reloj fue ideado por los fabricantes de la E. Howard & Co, de
Boston. Es el único en Cuba con un mecanismo mediante el cual se
sincronizan música y horario; también campanadas que suenan cada 15, 30 y
60 minutos, así como cada nueve horas. Desde febrero del 2011 y durante
tres meses de trabajo, Daniel Margolles y un par de amigos se
dedicaron a limpiar la torre y desmontar y reconstruir todas las piezas
de la maquinaria del reloj hasta que lo volvieron a echar a andar. El
relojero sube la torre cada 72 horas y le da cuerda a la maquinaria
utlizando el mismo mecanismo que idearon sus fabricantes.